INTERNACIONAL

Detienen a 3 curas españoles por abusos

Luis Méndez/ Corresponsal

(24 noviembre 2014) .-08:10 hrs

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La Policía española detuvo a tres sacerdotes y un seglar de la arquidiócesis de Granada presuntamente responsables de varios abusos sexuales ocurridos en esta ciudad andaluza.

Entre los detenidos se encuentran el padre Román, de 61 años e impulsor del colectivo conocido como Los Romanones, y los sacerdotes Manuel Morales y Francisco Javier Montes, además de un cuarto seglar que habría participado también en los abusos a menores.

El Ministro del Interior Jorge Fernández Díaz aseguró en declaraciones a los medios que las diligencias policiales y judiciales continúan abiertas y bajo secreto de sumario, por lo que evitó entrar en detalles.

Al ser preguntado por el impacto del escándalo que implica al grupo de sacerdotes que actuaban como una secta, respondió que el Papa y la máxima jerarquía de la Iglesia han sido los más activos para que este caso saliera a la luz.

"Creo que nadie puede poner en cuestión que Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora el Papa Francisco están siendo absolutamente beligerantes para erradicar de la Iglesia este tipo de comportamientos que a todos nos conmueven y a todos producen un daño muy grande", agregó.

El Ministro del Interior recordó que estas conductas reprobables no sólo se producen en el seno de la Iglesia Católica, sino que lamentablemente también afectan a la sociedad en su conjunto.

La Policía sigue investigando la denuncia del joven español que el pasado verano alertó al Papa Francisco de que había sido víctima de supuestos abusos sexuales por parte de sacerdotes de la arquidiócesis de Granada.

El Juzgado trabaja con la hipótesis de imputar como encubridores al menos a otros cuatro religiosos de la trama, cuyo conocimiento, colaboración y silencio parecen estar más que acreditados.

La Policía española confía que con las detenciones se presenten más denuncias en las próximas horas sobre el caso conocido como el Clan de Los Romanones, integrado por religiosos que actuaban en Granada como una verdadera red delictiva para captar menores y abusar de ellos.

La Justicia que investiga a los sospechosos de pederastia, 10 sacerdotes y dos seglares, ha abierto una segunda línea de investigación para determinar la procedencia de los 19 inmuebles, viviendas unifamiliares, departamentos y locales que pertenecen a los miembros del clan y que están ubicados en Granada capital y el área metropolitana.

Algunos de estos inmuebles habrían sido utilizados por los curas implicados para abusar sexualmente de un número indeterminado de menores, cuyos testimonios podrían aflorar en los próximos días a raíz de las primeras detenciones.

La causa judicial tiene su origen en la denuncia que un joven de 24 años interpuso en octubre ante la Fiscalía por supuestos abusos sexuales, luego de recibir en agosto una llamada telefónica del Papa Francisco, que se interesó personalmente por el caso y le pidió perdón en nombre de la Iglesia tras leer el escrito en el que le relataba los hechos.

En la carta el joven español describía al Papa una tormentosa adolescencia, repleta de abusos sexuales que se produjeron tras ser captado como monaguillo por el grupo de curas pederastas que tenía su base de operaciones en Granada y que funcionaba como una secta.

La víctima denunció brutales escenas de índole sexual y sugirió la posibilidad de que otros jóvenes, entre ellos dos chicas, estuvieran sufriendo ahora un calvario similar al que él padeció cuando era menor de edad.

Fue este joven el que puso en antecedentes a la policía sobre la existencia de la amplia red de pisos de la que disponían los curas para cometer supuestamente los abusos y las orgías que se organizaban periódicamente bajo el argumento de que el amor es libre y eleva el espíritu.

El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, pidió ayer domingo perdón por los escándalos de la Iglesia.

Antes de comenzar la eucaristía en la catedral granadina, el arzobispo acompañado de otros religiosos de la diócesis se tumbó boca abajo ante el altar mayor donde permaneció postrado varios minutos en señal de penitencia.