CIENCIA

La primera médica mexicana

REFORMA / Redacción

(26 enero 2015) .-00:00 hrs

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Matilde P. Montoya (1857-1938) enfrentó el rechazo de la sociedad conservadora del siglo 19 en México que pretendió obstaculizar su meta profesional. Sin embargo, ella logró su objetivo siendo la primera mexicana graduada como médica en el País.

Durante poco más de 250 años no se encuentra ningún registro de alguna mujer inscrita como alumna en la Facultad de Medicina o facultades de la Real y Pontificia Universidad de México.

Montoya Lafragua ingresó a la Escuela Nacional de Medicina en 1870. Se tituló de partera en mayo de 1873, señala un texto biográfico difundido por la Asociación Nacional de Médicas Mexicanas.

Aunque intentó inscribirse en la Escuela de Medicina de Puebla, sectores radicales publicaron un artículo en el periódico con el encabezado "Impúdica y peligrosa mujer pretende convertirse en médica".

Montoya viajó a la Ciudad de México buscando su inscripción en la Escuela Nacional de Medicina. Sin embargo, docentes y alumnos opositores solicitaron que se revisara su expediente antes de los exámenes finales del primer año, objetando la validez de las materias del bachillerato que había cursado en escuelas particulares.

Aunque le fue comunicada su baja, ella solicitó a las autoridades que, si no le eran revalidadas las materias de Latín, Raíces Griegas, Matemáticas, Francés y Geografía, le permitieran cursarlas en la Escuela de San Ildefonso por las tardes.

Su solicitud fue rechazada, ya que en el reglamento interno escolar se señalaba "alumnos", no "alumnas".

Montoya escribió una carta al entonces Presidente Porfirio Díaz, quien pidió al director de San Ildefonso facilitar que la joven cursara ahí las materias.

Tras terminar sus estudios con buenas calificaciones y preparar su tesis, Montoya solicitó su examen profesional, pero se topó con el freno de que en los estatutos de la Escuela Nacional de Medicina también se refería a "alumnos", no "alumnas". El examen le fue negado.

Montoya de nuevo se dirigió a Díaz con un escrito. El Presidente decidió enviar una solicitud a los diputados para actualizar los estatutos de la Escuela Nacional de Medicina y pudieran graduarse médicas.

Como la Cámara no estaba en sesiones y para no retrasar el examen profesional de la estudiante, Díaz emitió un decreto para que se realizara de inmediato el 24 de agosto 1887.

La tesis de Montoya trató sobre microbiología. Pero los opositores no estaban conformes: para su examen profesional, en lugar de disponer el Salón Solemne de Exámenes Profesionales, se le asignó una sala menor.

Faltando minutos para el examen, llegó el aviso de que Díaz y su esposa, Carmelita, serían testigos del examen profesional de Montoya. Entonces abrieron el salón de actos solemnes, donde se realizó el examen, que duró un par de horas.

Montoya contestó correctamente todas las preguntas. Fue aprobada por unanimidad.

Al otro día, ella realizó su examen práctico en el Hospital de San Andrés ante la presencia del jurado y, en representación del Presidente, su Secretario Particular y el Ministro de Gobernación.