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COLUMNA

Auditando la legislatura

Antoni Gutiérrez-Rubí

(19 julio 2015) .-00:00 hrs

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El pasado 2 de julio, la Casa Blanca lanzaba un video sobre el gobierno de Barack Obama, al que accedió el ya lejano 20 de enero de 2009. El 2 de julio no era ningún día especial, ni se cumplía ninguna fecha de recordatorio; de hecho, era el día 2 mil 355 de gobierno. Sin embargo, este video era importante, ya que se repasa todo lo realizado durante estas dos legislaturas.

Titulado This is What Change Looks Like, muestra las mejoras en la economía y en los aspectos sociales, con buenas infografías e imágenes, acompañadas de música, mientras se escucha de fondo un discurso de Barack Obama. Un contenido sencillo, esclarecedor, fácil de compartir y susceptible de volverse viral. Este video es, tal vez, la primera iniciativa de "auditoría" de la Legislatura Obama, y el principio de una retirada política, donde los medios de comunicación darán cada vez más importancia a los candidatos y candidatas de la campaña electoral para las elecciones de noviembre de 2016.

Pero la auditoría de legislatura no es nada extraña y, de hecho, se realiza en todos los gobiernos con mayor o menor éxito comunicativo (Bachelet también auditó su primer año en marzo, en otro video). De este éxito puede depender que el gobierno sea o no reelegido; por eso, una buena comunicación de este recuento de logros es básica para conseguir llegar a la ciudadanía.

Usualmente, estas auditorías gubernativas suelen realizarse coincidiendo con algún aniversario, como el primer año, los primeros 100 días, o el final de mandato, como parece que sucede ahora con este video de la Casa Blanca. Desde los gobiernos se deben plantear estas acciones como opciones de visibilidad de lo conseguido, que ponen en valor las acciones realizadas y los logros obtenidos. Un ejercicio de accountability, transparencia y comunicación, a través de datos, imágenes, testimonios, indicadores... que permitan ofrecer una rendición de cuentas de la manera más atractiva y efectiva posible.

Hay diferentes ejemplos de este tipo de acciones por parte de gobiernos: desde videos recopilatorios (como el de Obama), páginas web específicas (como la del Partido Demócrata estadounidense o la web de Narendra Modi en la India), la publicación de un libro-balance, actos públicos de celebración, testimoniales con entrevistas a los propios ciudadanos para que opinen de la gestión de gobierno, fact-checking, a infografías, por referenciar algunos. Todo es válido y todo es posible, pero lo importante no es sólo nombrar lo que se ha conseguido, sino generar emociones positivas, la percepción de que ha sido también gracias a todos, a los que los votaron y a los que no, celebrando, con estas acciones, el cambio y la mejora en un país, una región o una ciudad.

Muchos gobiernos se toman a la ligera este ejercicio de accountability, pero es básico para tener de ellos la idea de que no sólo prometían cosas durante las elecciones, sino que han cumplido. No se trata sólo de difundir, comunicar... se trata de innovar, también, a través de la manera en la que se hace. Centrados en el qué, quién, cuándo y por qué no debemos olvidar el cómo debemos comunicarlo. Cuanta más sencillez, más posibilidades de compartición, de boca-oreja. A más datos visuales, más fácil será la comprensión rápida y conseguir la percepción de que el gobierno lo ha hecho bien y de que el país ha mejorado.

Es por ello, que una buena y atractiva visualización de los datos es importantísima y debe ser un elemento fundamental para motivar el interés en el contenido, la difusión y la comprensión de lo que se está observando. Mejorar la lectura visual de los datos, tal vez, acerque más al ciudadano la labor desarrollada por el gobierno.

@antonigr