CIUDAD

Construyen torres que se mueven

Iván Sosa

(16 septiembre 2015) .-00:00 hrs

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Construir rascacielos en el DF implica estudiar a detalle el suelo donde se levantará, y por medio de métodos científicos se analiza cómo se desempeñan las ondas de un temblor.

Dicha tecnología ha llevado a ingenieros y arquitectos a diseñar diversos tipos de cimientos, como gatos hidráulicos, amortiguadores o una base de balines con la finalidad de que, durante un sismo, el edificio se mueva en su conjunto y evitar que se fracture la estructura.

El ingeniero estructuralista David Serur y el arquitecto Benjamín Romano explicaron que después de 1985 la ciencia evolucionó para estudiar el comportamiento sísmico del suelo, así como las tecnologías y los materiales constructivos para asentar los edificios.

Serur, , supervisor de la estructura del Segundo Piso del Periférico y diseñador estructural de torres como Plaza Juárez, en el Centro, o el Hotel St Regis, en Reforma, explicó que la frecuencia, entendida como la curva de la onda sísmica, no debe coincidir con la resonancia del suelo.

"Que no se junten, porque si es igual, el edificio se va a caer. La ingeniería ve que en un temblor, el piso y el edificio se muevan, pero que no se acelere tanto el edificio", comentó.

Romano, arquitecto a cargo de la Torre Reforma, indicó que cuando hay un sismo, el edificio se va a mover.

"Los cristales (se moverán), todo, en una sacudida brutal, entonces hay que diseñarlo para que se mueva", precisó.

De repetirse otro sismo de 8.5 grados, el DF registraría daños menores a los sufridos en 1985, porque la ingeniería y la arquitectura deben sujetarse ahora a normas técnicas previstas por el Reglamento de Construcciones, el cual cuenta con un capítulo especial sobre desempeño sísmico, indicó Serur.

"Es poco probable que un sismo de alta intensidad, como el de 1985, genere tantos daños como entonces, lo veo muy remoto, los habrá, sin duda, pero no tan dramáticos", comentó el ingeniero.

Por su parte, en Torre Reforma, Romano diseñó un sistema con muros de concreto edificados para moverse con ventanas que, desde el interior, ofrecen panorámicas de la Ciudad.

Las ventanas tienen la función de liberar energía sísmica a través de una columna vertebral de acero basada en una sucesión de cruces, la cual se desplazará con todo el edificio durante un sismo para volver enseguida a su sitio.

"El ingeniero Heberto Castillo, con quien trabajé muchos años, decía que los elementos estructurales de un edificio no deben estar de flojos, sin hacer nada, hay que ponerlos a trabajar y hacerlos flaquitos, no gorditos, para que no pesen mucho", expuso Romano.

Supervisan obras



La historia de la arquitectura mexicana siempre ha incorporado experiencia tectónica, porque la naturaleza geológica del subsuelo del Valle de México es sísmica, comentó el arquitecto Benjamín Romano.

Esa experiencia se refleja en el Reglamento de Construcciones del DF, referencia internacional de la arquitectura y la ingeniería, que ha evolucionado a partir de las lecciones de los terremotos, con revisiones hechas por expertos como David Serur o Heberto Castillo.
"El reglamento era inferior en 1985, ahora existen figuras que no había entonces, encargadas de ver por el cumplimiento de una serie de normas técnicas", anotó Romano.

El reglamento exige aspectos y pruebas para acreditar los estudios sísmicos, la frecuencia del edificio, el desplazamiento de los muros y los entrepisos, entre otras.