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Dedican universitarios calaveras a Trump

Especial

(31 octubre 2015) .-00:00 hrs

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¡Deléitate! Lectores de Universitarios enviaron sus mejores textos.

Calavera a Donald Trump
por Francisco X. Alarcón

Una Calaca se coló
a la última conferencia
con ojo a la presidencia
que Donald Trump ofreció.

Y cuando el Trompas comenzó
su afrenta racista ritual
antiinmigrante ya habitual
la Huesuda se lo llevó.

De las greñas rubias sin más,
al inframundo lo arrastró,
donde piñata lo volvió,
con sus millones por demás.

Dicen que el muy arrogante
billonario entre palos todavía
el gran muro que proponía
para excluir a todo inmigrante.

A los diablos del infierno
continúa manifestando
para que no siga llegando
tanto mexicano al averno.

Gracias Calaca querida,
por librarnos del Gran Trompas,
que con falacias idiotas
daña a tanta gente linda.

Calavera Bruce Jenner
Por Haley Cromer

Corrió hacia el premio de oro,
en las olimpiadas de 1976,
y con todos sus ahorros
cambió su estilo e inspiró a los gays.

Primero fue sólo su estilo,
y luego cambió su identidad.
Bruce Jenner fue asesinado
por los programas de realidad.

Nuestro amigo ha fallecido,
pero ni los ángeles ni el diablo lo han visto.
Entonces, ¿en dónde anda el ex atleta?
Con sus amigas bailando en vestido.


Calaverita
por Maira Rebeca Álvarez

Andaba la Calaca buscando a Carlos Santana
para que le enseñara a tocar la guitarra,
y así llevarle serenata
a su madrecita santa.

Mientras corría la Calaca cantaba:
"Él se fue con el invierno, él se ha ido a trabajar,
no me ha escrito en mucho tiempo,
pero él dijo que volverá".

Primero lo buscó en Jalisco,
pero nada que lo encontró.
Después se fue a Michoacán,
pero tampoco lo vio.

Se fue rumbo a la capital
y a un camión guajolotero se trepó.
En él organizó un coro, ya que la radio no funcionó,
y continuó con su canto con el que comenzó:

"Hoy es adiós, mañana quizás,
sé que tú vas a volver.
Hoy es adiós, mañana quizás,
no hay fronteras en nuestro querer".

Ya en Observatorio, la guitarra perdió,
se había descuidado y hasta su clavícula desapareció.
Pero la ilusión no lo abandonó,
y entonces fue cuando decidió,
le llamó a su prima la muerte
y de Santana le platicó.

Ahora en San Francisco su mujer ya no lo encontró.
Salió a buscar tortillas pero nunca regresó.
La Calaca ahora toca y canta junto a su tumba en el panteón,
y en California su mujer entona la siguiente canción:

"Pero el tiempo pasó, no preguntes por qué,
él ya no regresó a nuestro hogar,
la frontera marcó su destino final.
Y a mis brazos jamás volvió".

La muerte feliz
Por Grisel Murguía

Pobre de mi padre,
en qué gran lío se metió.
Apenas se había librado de mi madre
cuando la muerte lo acechó.

Y la Calaca le dijo:
"No pienses en llevarte a la viuda,
porque ni una lágrima derramó".

Y mi padre triste y solo no contó,
que al llegar al otro mundo,
con Doña Elvira se encontró.

La Calaca, nada tonta
a los dos se los llevó.

Calavera a Donald Trump
Por Lani López Bastidas

Después de cruzar la frontera,
la Huesuda llevaba una vida honrada,
era decente y honesta,
pero para Trump no valía nada.

La Huesuda se molestó cuando escuchó a Trump decir:
"Todos los mexicanos se tienen que ir de aquí".
Trump siguió ofendiendo y la Huesuda más se enojó,
Entonces ella con dignidad salió corriendo,
Pero en busca de Trump.

Ay Huesuda tan astuta, la boca le pudo callar.
Ahí tienes Trump para que aprendas,
que para la Huesuda todos somos igual.

Metacalavera a la calaca
Por Juan E. Miranda

La Calavera tropezó
y en la calle se cayó.
Y al pasar por un cártel,
la balacearon sin querer.

Paren la balacera,
que va pasando la calavera.
De Peña Nieto a Trump,
tarde van sus huesos arriba de un drone.

A la tardecita los volvió a buscar,
pero la pobrecita no pudo encontrarlos.
Neta, Netanyahu, el asno Aznar, también,
Bush, padre e hijo, y los Minute Men.

Con tanto bruto loco que nos hace mal,
la pobre calaquita no da para más.

Sin título
Por Silvia Aguinaga

El 20 de diciembre es la fecha anunciada.
Una serie de muertes, a la hora señalada,
bajo un manto de papeletas pintadas.

Y todos, todos los que tras una marcha forzada
en la distancia te observan, esperan
que tu lengua trabada sea sellada.
Rajo y crece la sora ya que se vayan.