NACIONAL

Rezagan cárceles en estados violentos

César Martínez

(22 marzo 2016) .-00:00 hrs

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En estados con altos índice de violencia predominan los centros de reclusión donde las condiciones de los presos han empeorado en los últimos cinco años conforme al Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciara.

El ejemplo más claro es Tamaulipas. De acuerdo con el informe de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), en 2010 se ubicó entre los cinco mejores estados con buen desempeño, con una puntuación de 8.04 en una escala de 0 a 10, pero en 2014 pasó al puesto 27, con 5.14 de calificación, una variación a la baja de 2.9 puntos.

Para asignar la calificación, la CNDH evalúa cinco rubros: aspectos que garantiza la seguridad física del interno, una estancia digna, la gobernabilidad de la prisión, los programas de reinserción social y el trato a reos con requerimientos específicos.

Fue en el rubro de gobernabilidad donde los Centros de Ejecución de Sanciones de Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo obtuvieron el puntaje más bajo.

El segundo estado con una variación pronunciada fue Sonora, que pasó del puesto 4 con 8.28 puntos en 2010, al lugar 13 en 2014, con 6.34 de calificación.

Algo similar ocurrió con Nuevo León, Jalisco y Michoacán. Estas cinco entidades promediaban en 2010 una calificación de 7.86, que bajó a 5.84 en 2014.

Según el diagnóstico de la CNDH de 2014, ese año Sonora fue el estado con más riñas en sus penales, pues en ellos se registraron 170 incidentes.

En Nuevo León se detectó sobrepoblación y hacinamiento, insuficiencia de personal de seguridad y custodia, así cobros por parte de los propios internos y los custodios.

Mientras que en Jalisco, la peor cárcel fue la Comisaría de Prisión Preventiva, en la que el día de la visita del personal de la CNDH había 7 mil 823 reos cuando su capacidad es para 3 mil 482, pese a lo cual se encontraron áreas de privilegios, con objetos y sustancias prohibidas.

Por su parte, los cuatro centros penitenciarios evaluados en Michoacán presentaron "deficiencias en el ejercicio de las funciones de autoridad por parte de los servidores públicos del Centro".

Guanajuato y Aguascalientes, que hace cinco años ocupaban los puestos 10 y 9, subieron en 2014 al primero y segundo, respectivamente, con incrementos paupérrimos en sus calificaciones de 0.19 y 0.04 puntos.

El domingo, la CNDH emitió un pronunciamiento público sobre supervisión penitenciaria con el que busca, dijo, contribuir en la elaboración de políticas públicas tendientes a garantizar el respeto de los derechos humanos de los presos y al mejoramiento de las instalaciones de reclusión.

Lo anterior, expuso, ante resistencia en los estados para atender sus observaciones y mejorar las condiciones de los reos.

Reprochan descuido de penales


Ante la variación a la baja que algunos estados han tenido en el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria, la organización México Evalúa reprochó la falta de atención por parte de los gobiernos estatales.

En entrevista, Edna Jaime, su directora, advirtió una debilidad en estrategias de seguridad que contribuye, en parte, a que los criminales tomen el control de los penales.

"El tema de los penales es muy complejo, porque hay algunos que están controlados por criminales", reconoció.

"Institucionalmente, Tamaulipas es un estado que denota una gran debilidad en toda su cadena de seguridad y justicia. No sorprende que los penales estén completamente en manos de criminales".

La especialista en temas de seguridad también cuestionó que la situación de los penales no esté contemplado en el contexto del nuevo sistema de justicia penal, que entrará en vigor en junio próximo.

"No vamos a poder tener una reforma penal si estamos marginando a los penales", alertó. 

"Se está mirando la situación de los penales disociada tanto de la justicia como de la seguridad, y la verdad es que no puede haber una estrategia de seguridad si no se aborda la problemática de los penales". 

En particular, lamentó la situación de Nuevo León, un estado, dijo, que con gran esfuerzo logró combatir la criminalidad y reducir los índices delictivos, pero que descuidó sus cárceles, lo que dio pie a la masacre de 49 internos del penal de Topo Chico.