ESTADOS

'Vivíamos del turismo'

Salvador Cisneros

(06 mayo 2016) .-00:00 hrs

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Desde que se anunció que a partir del 9 de mayo no podrán entrar turistas a la Playa del Amor, icónico destino turístico del Parque Nacional Islas Marietas, en Riviera Nayarit, las pangas que salen de El Anclote rumbo a la playa van más llenas de lo normal, con casi una veintena de personas cada una.

"Ha venido mucha más gente. Sobre todo muchas familias y parejas que quieren cumplir la promesa que le hicieron a sus seres queridos", dice Juan Pelayo, dueño del restaurante El Coral, ubicado desde 1984 en El Anclote, el embarcadero más cercano a Islas Marietas.

Las lanchas repletas de turistas es una escena paradójica, pues es justamente la gran cantidad de visitantes y el impacto ambiental que generaban lo que llevó a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y a la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (Conanp) a cerrar este atractivo, también conocido como Playa Escondida.

El número de visitantes por año aumentó en esa zona considerablemente. Según la Conanp, pasó de tener 27 mil 500 en 2012 a 127 mil 372 en 2015; además, en la última temporada vacacional de Semana Santa llegaron 2 mil 500 turistas por día, cuando la capacidad diaria es de 625.

Desde que la Playa del Amor se popularizó, las ganancias turísticas de Juan Pelayo crecieron exponencialmente, hasta en un 300 por ciento, según él mismo cuenta.

Un comunicado lanzado por la Conanp el 14 de abril anuncia que la Playa del Amor permanecerá cerrada por lo menos tres meses para recibir trabajo de restauración de coral; pasado ese tiempo se considerará si es oportuno reabrirla, cuándo y bajo qué condiciones.

Así, parecen ser los últimos días de bonanza para el dueño de El Coral, sus cuatro hijos (que poseen 15 pangas) y el resto de su comunidad del pueblo Punta de Mita, que está a un costado de la zona residencial y hotelera de lujo llamada Punta Mita.

"Playa del Amor es lo único que le da vida al pueblo de Punta de Mita. Puedo decir que vivimos de un 90 por ciento de turismo y un 10 por ciento de pesca. Creo que quieren acabar con nuestro pueblo porque a los grandes desarrolladores turísticos les estorbamos", se desahoga Pelayo.