OPINIÓN

Canario Carstens

Denise Dresser EN REFORMA

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Agustín Carstens, el canario en la mina de la economía mexicana. Como ese pájaro que los mineros de antaño bajaban en una jaula para detectar gases peligrosos y salir huyendo si moría. El fallecimiento del ave era una señal de peligro. Una señal de crisis. Una señal para correr colectivamente. Porque mientras el canario pudiera respirar los demás podían hacerlo también; su deceso implicaba que lo peor estaba a punto de suceder. Así ha sido visto Carstens por gran parte de la comunidad financiera internacional y doméstica. El señuelo para saber si el oxígeno seguía allí o había sido remplazado por monóxido de carbono. Y tan es así que al anunciar que se va -y de manera intempestiva- el peso cae, la Bolsa cae, el ánimo cae.