OPINIÓN

Pellejo de esperanza

Denise Dresser EN REFORMA

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Estas palabras son un homenaje póstumo. Un grito de rabia. Un manotazo de frustración. Un reconocimiento a los periodistas exiliados, escondidos, desaparecidos, asesinados, golpeados, atemorizados. Los que -como Javier Valdez- han ido por la vida "pariendo historias" a pesar de la cesura y los cañones oscuros. Los que terminan como él, abatido por doce balazos, tirado en la calle, al lado de su sombrero ensangrentado. Los héroes verdaderos, animados por la insumisión, con el sueño quebrado pero vigente de hacer de México un país mejor. Los que hacen periodismo y punto. A pesar del miedo, a pesar de las mordazas metafóricas y reales, a pesar del olor a sangre que los persigue dondequiera que van. Hoy va una caravana, un puño alzado, un canto a ellos a pesar de las punzadas en el pecho.