OPINIÓN

El miedo

AGENDA CIUDADANA / Lorenzo Meyer EN REFORMA

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En El nombre de la rosa (1980), Umberto Eco desarrolla una trama de misterio -muertes inexplicables de monjes benedictinos del siglo XIV dedicados a la traducción y copia de libros en una aislada abadía- donde, al final, un astuto franciscano descubre que la causa de esas muertes no es el diablo sino un veneno en las hojas de un texto secreto -un segundo libro de la Poética de Aristóteles-. Y aquí está el punto central: el monje que ocultaba la obra -un monje loco- apreciaba el valor del libro, pero no su mensaje: la legitimidad de la risa, de visiones antisolemnes del mundo.