En El nombre de la rosa (1980), Umberto Eco desarrolla una trama de misterio -muertes inexplicables de monjes benedictinos del siglo XIV dedicados a la traducción y copia de libros en una aislada abadía- donde, al final, un astuto franciscano descubre que la causa de esas muertes no es el diablo sino un veneno en las hojas de un texto secreto -un segundo libro de la Poética de Aristóteles-. Y aquí está el punto central: el monje que ocultaba la obra -un monje loco- apreciaba el valor del libro, pero no su mensaje: la legitimidad de la risa, de visiones antisolemnes del mundo.
Doctor en relaciones internacionales por El Colegio de México y post doctorado en ciencia política por la Universidad de Chicago. Hasta 2012 fue profesor en el CEI de El Colegio de México y actualmente lo es de la UNAM. Ha publicado 17 libros sobre temas mexicanos y media docena como coautor. Tiene docenas de capítulos en libros y más de un centenar de artículos en revistas. Es comentarista en radio y televisión y Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011.