OPINIÓN

La transa

Eduardo Caccia EN REFORMA

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
No recuerdo el nombre de su clase. Fue mi profesor universitario y una tarde valió por todas las del semestre, marcó una huella profunda en mí y en varios de mis compañeros. El suceso pasó de ser anecdótico a convertirse con el tiempo en una profunda reflexión. Masaya Yasumoto hablaba un español con acentos erráticos. Durante un examen, quizás más influenciado por la nostalgia de su lejano Japón que por ponernos a prueba, nos dijo que en su país el honor era algo muy importante y que un maestro podía salirse del salón a la mitad de un examen sin que los alumnos aprovecharan para copiar. Acto seguido abandonó el aula con la confianza de un samurái en un rito de paso. Durante unos segundos sentimos el desconcierto de quien por primera vez tiene el honor en sus manos. Sobrevino nuestra vergonzosa cultura de ilegalidad.