OPINIÓN

Nuevos retos en seguridad de producto

Bernardo Altamirano EN REFORMA

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Los años 60 enmarcaron en el ámbito industrial y regulatorio de EUA uno de los debates más interesantes entre paternalismo y libertad individual, cuando Chevrolet estrenó el innovador y famoso Corvair. El activista Ralph Nader publicó estudios que concluían alta inseguridad e inestabilidad en todas las pruebas realizadas a dicho vehículo. La presión social y persistencia de dicho líder conllevó a que la industria automotriz elevara sus medidas de seguridad y que este debate y alerta se extendiera a prácticamente todas las industrias de productos de consumo. Este movimiento conllevó a la creación de la Comisión de Seguridad de Productos de Consumo (CPSC, por sus siglas en inglés) que efectivamente tutela la integridad física y salud de los consumidores al prevenirlos de adquirir productos riesgosos o defectuosos. Por otro lado, surgió la voz del Nobel Milton Friedman, quien argumentaba que la mejor protección a los consumidores era el mercado, la competencia y los tribunales, y que estas medidas regulatorias eran paternalistas y sólo generaban burocracia y reducían la libertad de elección de los consumidores -cabe señalar que peritos gubernamentales, después de 10 años del estudio de Nader, confirmaron que el Corvair no representaba un riesgo diferente que el de otros vehículos, y que algunas pruebas estuvieron truqueadas. Durante estas 5 décadas, EUA se ha convertido en el modelo global de seguridad de producto, buscando los equilibrios entre todos los valores antes descritos y protegiendo la vida de los consumidores.