Los años 60 enmarcaron en el ámbito industrial y regulatorio de EUA uno de los debates más interesantes entre paternalismo y libertad individual, cuando Chevrolet estrenó el innovador y famoso Corvair. El activista Ralph Nader publicó estudios que concluían alta inseguridad e inestabilidad en todas las pruebas realizadas a dicho vehículo. La presión social y persistencia de dicho líder conllevó a que la industria automotriz elevara sus medidas de seguridad y que este debate y alerta se extendiera a prácticamente todas las industrias de productos de consumo. Este movimiento conllevó a la creación de la Comisión de Seguridad de Productos de Consumo (CPSC, por sus siglas en inglés) que efectivamente tutela la integridad física y salud de los consumidores al prevenirlos de adquirir productos riesgosos o defectuosos. Por otro lado, surgió la voz del Nobel Milton Friedman, quien argumentaba que la mejor protección a los consumidores era el mercado, la competencia y los tribunales, y que estas medidas regulatorias eran paternalistas y sólo generaban burocracia y reducían la libertad de elección de los consumidores -cabe señalar que peritos gubernamentales, después de 10 años del estudio de Nader, confirmaron que el Corvair no representaba un riesgo diferente que el de otros vehículos, y que algunas pruebas estuvieron truqueadas. Durante estas 5 décadas, EUA se ha convertido en el modelo global de seguridad de producto, buscando los equilibrios entre todos los valores antes descritos y protegiendo la vida de los consumidores.