La nueva Secretaría de Cultura puede tener dos destinos: Un nuevo arreglo burocrático o el reconocimiento de la cultura como un elemento para tener un país más democrático. La relación entre cultura y democracia puede ser virtuosa si se reconocen las aportaciones y el potencial de la primera en el relanzamiento de nuestra imagen internacional; el combate a la desigualdad y la construcción de un camino hacia la libertad. Van tres ideas.