OPINIÓN

El bien hacer mexicano

Eduardo Caccia EN REFORMA

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Su madre se suicidó con pastillas. Su padre lo abandonó y fue criado por su abuelo de quien sospecha afectó por siempre la vida de su madre por un episodio oscuro que nunca le contaron. Se llama Enrique. En la secundaria donde es profesor sustituto los alumnos lo insultan. La violencia es tan cotidiana como las hojas de un árbol en verano. Los padres de familia, sintiéndose ajenos al problema, son tan violentos como sus hijos y culpan de todo a la escuela. Otros profesores arrastran su propio infierno. Uno llega a su casa y la esposa ni le habla, en las mañanas se aferra a las rejas de la escuela para ver si alguien lo nota. Otro toma pastillas para aguantar el manicomio que implica trabajar entre la desesperanza. La directora está preocupada de que no la corran y el comisionado de distrito ya les avisó que dado el mal desempeño del colegio, las buenas familias se han mudado de vecindario y eso ha impactado negativamente el valor de las propiedades, incluyendo el terreno de la escuela, única minusvalía que le aflige. Un estudiante mata a golpes a un gato, otra alumna habla de suicidarse mientras interviene fotografías donde borra los rostros. Su padre desestima sus habilidades artísticas y le ruge que mejor baje de peso.