OPINIÓN

Kukluxklanismo

Denise Dresser EN REFORMA

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Estas palabras son para mis alumnos. Este texto es para mis hijos. Esta columna es para todos aquellos -al norte o al sur de la frontera- que se sienten descorazonados, asustados, desolados. Quienes saben que Trump no es un político "normal" que se moderará, sino un autócrata que se empoderará. Quienes entienden que han presenciado el arribo a la Oficina Oval de un hombre sin trayectoria en la función pública, y con un temperamento mitad vengativo, mitad visceral. Incapaz de controlar sus impulsos en Twitter, incapaz de contener sus arranques, incapaz de sofocar los gritos incendiarios de sus seguidores sobre Hillary Clinton: "Lock her up". El primer candidato estadounidense que gana a pesar de ser un mentiroso crónico, un depredador sexual, un evasor de impuestos, un racista cuyo triunfo fue celebrado por el Ku Klux Klan, un "negociador" cuya única experiencia internacional es inaugurar hoteles y clubes de golf. Como escribió David Remnick en The New Yorker, no hay otra forma de describirlo: una tragedia.