Pocas decisiones en nuestra historia serán tan trascendentes como la nominación del Fiscal General. El nombramiento será crítico no sólo por la función crucial de administrar la justicia y la lucha contra la corrupción, sino por la enorme autonomía de que gozará bajo la nueva ley, a lo que se adiciona el hecho de que el nombramiento será por nueve años y quien lo ostente será inamovible. Un error en el nombramiento y el país no sólo perderá otra oportunidad, sino que quedaría a merced de los vicios de personalidad que caractericen al agraciado o agraciada. Aquí se revela, una vez más, nuestra enorme debilidad institucional.
Presidente de CIDAC, institución independiente de investigación. Fue presidente de la asociación de estudiosos de riesgo político y miembro de la CDHDF. Recibió el Premio Dag Hammarksjold (93) y el Nacional de Periodismo (98). Entre sus libros están El Dilema de México: los orígenes políticos de la crisis económica y Clasemediero: pobre ya no, desarrollado aún no. Es doctor en ciencia política y tiene especialización en administración financiera.