Es importante insistir en el síndrome del Partido Verde. Que para muchos sea detestable es buena razón para no votar por él; que viole sistemáticamente la ley es razón para excluirlo de la contienda. El debate es relevante para la democracia mexicana. Es absurdo pensar que la única manera en que un partido puede salir del juego democrático sea por el castigo de los electores. Por supuesto, con su rechazo, los votantes pueden provocar la disolución de un partido político. Un partido sin votos ha de morir. Pero la ley prevé otras razones para la pérdida del registro de un partido político. Burlar cotidianamente las normas de la competencia es una de ellas. Lo dice con claridad nuestra norma: "incumplir de manera grave y sistemática... la normatividad electoral" debe provocar la pérdida del registro.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.