OPINIÓN

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Luis Rubio EN REFORMA

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La complejidad de nuestra vida política, la violencia y la corrupción, pero sobre todo la ausencia de un debate real sobre los problemas nacionales, ha generado mil y un diagnósticos sobre la naturaleza de nuestros dilemas. Parecería obvio que nuestro problema de esencia no es la corrupción, la violencia o la criminalidad, sino la ausencia de un sistema de gobierno funcional: es decir, los tres niveles de gobierno y los tres poderes públicos. Este no es un asunto de culpas, de buenos o malos, sino de esencia. La pregunta es cómo va a gobernarse México.