OPINIÓN

Tormentas

Luis Rubio EN REFORMA

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
En 1982, a la mitad del torbellino que había causado, José López Portillo afirmó que "soy responsable del timón pero no de la tormenta". Nunca se le ocurrió pensar que cuando un buque se encamina directamente hacia una tormenta, la probabilidad de acabar arrollado se incrementa de manera dramática. Así acabó México en 1982. El riesgo hoy es distinto, pero no irrelevante.