NACIONAL

Desconocía Vaticano narcotregua por Papa

Irene Savio

Cd. del Vaticano, Vaticano (27 febrero 2016) .-00:00 hrs

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El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, dijo desconocer cómo es que el Papa se enteró de la tregua de 12 horas de la que informó Francisco tras su visita a Ciudad Juárez el pasado 17 de febrero.

"Me sorprendió a mí también (la revelación del Sumo Pontífice)", contó a REFORMA. "No sé mucho, así que no tengo mucho que decir al respecto.

"Creo que una interpretación obvia es que, cuando (hay) una visita del Papa, todas las personas se dan cuenta de que es un momento muy importante, y por eso (...) todos colaboran para que el evento se pueda desarrollar de manera serena", añadió.

"Al mismo tiempo, el Papa es consciente de que lo que puede ser un momento de paz no es una solución permanente de los problemas. Yo lo interpreté así".

Lombardi describió la visita de Francisco a México como un viaje cordial y participativo en el que se afrontaron temas dramáticos.

"Hubo un sincero deseo del Papa de apoyar para un futuro mejor (...) consciente de que los problemas no se resuelven sólo con palabras", indicó.

El vocero también dijo que al jerarca católico le dio mucho gusto recibir la reliquia del beato mexicano Miguel Agustín Pro Juárez que le obsequiaron los jesuitas y que hay interés por hacerlo santo.

"Padre Pro es un mártir de la fe, un creyente activo en la pastoral de su tiempo. Fue beatificado por ello. Murió en los tiempos de la persecución religiosa. Naturalmente, todos estamos interesados en su canonización", expresó. 

¿Cómo se sintió el Papa durante el viaje?

El viaje fue un viaje excelente. El encuentro previo (en Cuba) con el patriarca ruso (Cirilo) no disminuyó lo importante del viaje en México.

Además, la repercusión del viaje fue muy amplia. El viaje no sólo interesó a México, sino también al resto del mundo.

El Papa estaba muy contento y lo vivió con mucho interés, en particular el rezo ante la Virgen de Guadalupe, fue un momento espiritualmente muy alto, así como los demás encuentros con el pueblo mexicano.

Fue un viaje lindo, cordial y con participación, en el que se afrontaron temas, algunos dramáticos, con un espíritu de esperanza y aliento. 

Hay realidades mexicanas que el Papa sabe que existen y estaba consciente de que se debían afrontar. Hubo un sincero deseo del Papa de apoyar para un futuro mejor.

Personalmente, me llamó la atención la manera con la cual abordó la historia y realidad mexicana y sus riquezas, su unidad en medio de las diferencias.

Tuvo una actitud positiva y de aliento. Y fue acogido con alegría por parte de todos, aun siendo consciente de que los problemas no se resuelven sólo con las palabras; que no existe una varita mágica que lo resuelve todo.

El Embajador mexicano ante la Santa Sede dijo esta semana que, tras el viaje, hay una cantera rica a desarrollar entre México y El Vaticano. ¿En qué podrían colaborar El Vaticano y México?

Lo que todos nosotros notamos es que todos los viajes de los Papas (a México), a partir de Juan Pablo II, marcaron una evolución muy significativa en las relaciones entre México y El Vaticano. Antes había distancias, por la historia y por un tradición que no era muy favorable a la Iglesia católica y al Papa. Hay heridas históricas; hubo persecución, mártires.

Después de los viajes de Juan Pablo II, primero, y luego de Benedicto XVI, hubo un crescendo en la relación, en la presencia y amor del pueblo mexicano hacia el Papa.

Esto modificó las relaciones (entre los dos Estados). Que el Papa haya sido recibido por primera vez en el Palacio Nacional todos saben que es una novedad, pues Juan Pablo II fue recibido en la residencia. Es un indicador de que se han hecho muchos pasos hacia adelante y de que la situación ha cambiado.

¿Puede decir algo más sobre la reunión privada, anunciada a último minuto y que se llevó a cabo en Ciudad de México, con los jesuitas?

Ya dije que no voy a revelar lo que se habló durante un encuentro privado. Sólo digo que en todos los viajes el Papa busca una ocasión para reunirse con los jesuitas. Lo hizo en Bangui (República Centroafricana) y en Corea.

Esta vez se encontró con algunos representantes de la provincia (jesuita), pues no tenía sentido reunirse con todos los jesuitas de México, que están desplegados en todo el territorio mexicano. Igualmente, algunos participaron a los actos en San Cristóbal y en Ciudad Juárez. Otros los recibió en Ciudad de México.

La reliquia del beato mexicano Miguel Agustín Pro Juárez, que le obsequiaron los jesuitas, fue algo que al Papa le dio mucho gusto, pues es un sacerdote muy conocido por los mexicanos. Padre Pro es un mártir de la fe, asesinado, un creyente activo en la pastoral de su tiempo.

Fue beatificado por ello, murió en los tiempos de la persecución religiosa. Naturalmente, todos estamos interesados en su canonización. También hay un bello centro que se ocupa de derechos humanos, pero esa es otra cuestión.

En efecto, el Centro ProDH está en primera línea en la defensa de derechos humanos, incluido el caso Iguala.

Sí, pero no estoy hablando de esto. Como dije, ese es otro asunto.

¿Puede explicar qué pasó en Morelia cuando el Papa se enojó con un fiel?

Si me tiran y me hacen caer, esto suscita algo de tensión. Fue un momento de nervios, nada más.

Entonces, ¿el Papa está satisfecho del viaje?

Sí, claro: el Papa está satisfecho. Fue un viaje intenso y lindo, que respondió a lo que se podía esperar. El programa estuvo muy bien elaborado.

El discurso con los obispos fue el más amplio y uno muy importante como marco general y para entender el significado del viaje. Tocó ahí muchos temas relativos a la sociedad mexicana y a la vocación de México como pueblo. Fue un discurso muy importante para entender la visita en su conjunto.