TOLVANERA / Fortaleza y debilidad
Roberto Zamarripa

Mueva las cámaras, pidió uno de los legisladores que le visitó en su rancho conocido como "La Fortaleza". Cuentan que Nazario Moreno, conocido como El Chayo, muerto dos veces por las balas federales, apenas sonrió para decirle que no se preocupara. Que tantos y tantos habían pasado por su rancho, que no había motivo de preocupación.

En un salón aledaño a un rodeo, Nazario recibía a políticos, empresarios, amigos y secuaces. Por lo menos es lo que han contado algunos a autoridades.

Y Nazario presuntamente los videogrababa. Las cámaras de su sistema de videovigilancia estaban empotradas en varios puntos de la fastuosa propiedad. Por ahora es un misterio dónde quedaron esos testimonios. Tras la muerte de El Chayo, el 9 de marzo pasado, las autodefensas tomaron el rancho ubicado en la comunidad El Alcalde, adentrado en zona serrana y a donde se accede por caminos de terracería.

"La Fortaleza de Anunnaki", denominada así en supuesta referencia a deidades babilónicas, cuenta además de las oficinas ubicadas en una cabaña y el rodeo, con caballerizas, zona de juegos de azar, extensiones para competencias de motocross.

Era famosa por sus fiestas pero pocos se atrevían a hablar de que en realidad era la sede alterna del gobierno de Michoacán, por las decisiones que ahí se tomaban.

Muchos políticos michoacanos deben recordar el lugar. Lo visitaron siendo candidatos o ya como legisladores, alcaldes o funcionarios públicos. No todos fueron por su voluntad. Otros -pocos- eran obsecuentes. Para los encuentros, eran citados en algún punto de Apatzingán -por ejemplo, la sede municipal del PRI- y trasladados en camionetas por terracería en un desplazamiento de media hora o cuarenta minutos, según las confidencias.

O iban o iban. Nazario Moreno los mandaba traer. A algunos, Nazario les llegó a mostrar un video de la noche de su primera muerte. Lo tenía en una computadora portátil y señalaba detalles del operativo, en qué camioneta viajaba, cómo huyó y volvió a nacer.

En los encuentros, según ha trascendido, Nazario Moreno ofrecía a interlocutores del tricolor, solucionar el conflicto de violencia en Michoacán y anhelaba una interlocución directa con el gobierno de Enrique Peña.

Pero bajo el gobierno de Peña, el temible Nazario Moreno está muerto y su estructura ha sido desmantelada.

El gobierno de la inteligencia y de las detenciones incruentas -sin un solo tiro- abatió a dos de los tres hombres clave de Los Templarios, Nazario y "Kike" Plancarte (el otro es Servando Gómez, La Tuta).

Casualidad o no, ambos fueron asesinados en incidentes donde, hasta donde se han ofrecido evidencias, no implicaron enfrentamientos a gran escala sino los delincuentes fueron cazados en solitario.

Ambos se llevaron a la tumba la etapa negra de Michoacán y de cómo construyeron las complicidades.

Jesús Reyna, un hombre clave en la estructura política priista de Michoacán, se encuentra retenido -arraigado- bajo una investigación por sus presuntos nexos con el crimen. Es, desde luego, la punta poderosa. Y su testimonio puede desmoronar por completo a una clase política, sobre todo priista y perredista, que dependió de los tratos con Los Templarios.

Igualmente posee la kriptonita para demoler el pedestal de Fausto Vallejo, el convaleciente gobernador de ornato. Sobre su administración y la conducta de sus hijos en torno al abuso del poder.

Quién sabe si Reyna, ex gobernador interino y ex secretario de Gobierno, estuvo en La Fortaleza de El Chayo. Pero sin duda conoce el entramado de las relaciones de la política y el crimen, y si hablara en serio ya se tendría que pensar en el desafuero de varios legisladores y las renuncias de varios funcionarios locales.

El gobierno federal esperaba una evidencia, una, para incriminar a Reyna. Ya lo había congelado políticamente desde la llegada del comisionado federal, Alfredo Castillo. La desconfianza era el hilo que enredaba los acuerdos en Michoacán.

Han dado jaque a Reyna. Y ganó la partida el Virrey.

tolvanera06@yahoo.com.mx