OPINIÓN

A medio rostro

Eduardo Caccia EN REFORMA

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La ficción literaria es una suerte de presagio donde la realidad rebasa a la imaginación más sorprendente. En 1946 se publicó un cuento que se volvería un referente narrativo; en él, Irene y su hermano pasan de una vivencia ordinaria, predecible, a un repliegue de sus espacios y la eventual ruptura de su cotidianidad. "Casa tomada" no sólo se convirtió en un ícono cortazariano, también en una metáfora del enemigo que no vemos, pero ahí está, obligándonos a retroceder entre el miedo y las señales que interpretamos de mil formas, una lucha entre fantasmas y realidades. A diferencia del texto del autor argentino, la que está tomada es nuestra vida, tal como la conocíamos, forzándonos a permanecer en casa.