OPINIÓN

El pulso entre ambos, donde la desproporción de recursos de uno y otro es abismal, se convierte en la eterna pugna entre el poder y quien lo cuestiona

Aguayo

Jorge Volpi EN REFORMA

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Cuando se afirma que en México no existe la justicia, lo que en realidad quiere decirse es que en México la justicia está al servicio de los poderosos, de quienes pueden pagarla o impulsarla, de quienes tienen las conexiones o los medios o los recursos no para que se haga justicia, sino para apoderarse de la justicia. Formalmente, contamos con las instituciones propias de cualquier Estado de derecho, pero en los hechos lo que existe es un entramado de intereses particulares que casi siempre prevalece por encima del bien común. No deja de escandalizar, pues, que en un país donde el índice de impunidad rebasa el 95 por ciento de los delitos, se condene a un periodista por expresar una opinión -por otro lado, absolutamente coherente- sobre un político. Nada funciona, como puede verse, hasta que alguien aceita las tuercas para que todo funcione, de pronto, en su favor.