OPINIÓN

Antídoto azul

Eduardo Caccia EN REFORMA

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Estoy sobre la cancha en el Estadio Olímpico de la UNAM, es la temporada 1971-1972, tengo 10 años y en unos minutos más nacerá la más longeva de mis lealtades. Uso una camiseta dorada con una "U" en el pecho, como parte del equipo infantil de los Pumas. Durante el intermedio teníamos 15 minutos de gloria en el césped sagrado (cuando estás acostumbrado a jugar sobre tierra, cualquier cancha de pasto es un templo) del estadio universitario. Pasé muy cerca de los jugadores profesionales rivales, usaban una camiseta azul con una cruz en el pecho, sin estrellas aún. Esa noche dieron una exhibición magnífica y ganaron a los locales por tres goles a uno. El futbol se me pintó de azul.