MULTIPLAZA

Los 60

César Costa

Guadalupe Loaeza

(1 noviembre 2015) .-00:00 hrs

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¿Por qué me gustaba tanto César Costa en los años 60? Naturalmente, por su voz tan espléndida y por las canciones de Paul Anka, a las cuales les ponía letra en español.

Pero también porque su música era la que se escuchaba en las tardeadas a las que íbamos los jóvenes de esos años. Cuando oigo sus canciones, me acuerdo de otros intérpretes que también escuchaba y de los que me sabía todas sus canciones, como Alberto Vázquez, Enrique Guzmán y Johnny Laboriel. Pero César Costa destacaba por su peinado a la brush y sus famosos suéteres. Para mi gusto, era el que cantaba más bonito y el de mayor sensibilidad. Como que era el más cercano, el que tenía una familia más cercana y unida. Sabemos que sus padres lo apoyaban en su carrera de leyes, que era un estudiante ejemplar (iba a sus clases en la Facultad de Derecho) y además tenía una formación musical de lo más sólida. No sólo tomaba clases de canto, sino que sabía tocar violín y piano.

Lo que yo no sabía entonces era que César Costa organizaba sus propias tardeadas en la casa familiar, en la Colonia Condesa. Y fue tanto el éxito que tuvo entre sus amigos, que tuvieron que cambiarse de sede, así que pidieron permiso de ir a la Iglesia de San Antonio, en la Nápoles. Ahí se hizo cada vez más famoso este joven conocido entonces como César Roel, que tocaba la guitarra con mucha dedicación, era muy bien parecido y cantaba maravillosamente. Así que sus tardeadas eran cada vez más populares y, cuando llegaron más de mil 500 asistentes, supo que debía probar suerte con las compañías de discos...

En 1959, cuando César tenía apenas 18 años, comenzó a cantar con Los Black Jeans. Al año siguiente, el grupo cambió su nombre por Los Camisas Negras y grabó su primer disco, con versiones al español de canciones extranjeras, como La bamba, de Ritchie Valens, o una canción del cantante estadounidense Fabian, Tigre, que fue su primer éxito. Naturalmente, este disco de la marca Musart, es una verdadera joya para los coleccionistas. En este LP, en cuya portada se ven los cinco integrantes del grupo con dos guitarras eléctricas, se encuentran canciones como Osito Teddy, La marcha de los santos y Zapatos de ante azul. Por su parte, César aún conservaba su nombre real: César Roel. Pero, poco después, como un homenaje al músico Don Costa (el descubridor de Paul Anka), se cambió el apellido.

Dicen que cuando estrenó Mi pueblo, se le olvidó la letra, de ahí que se hubiera puesto a tararear el coro final: "Ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay". Eran inicios de los 60 y, en todos lados, se escuchaba Mi pueblo: "Me fui de viaje a ver si así/ tú me querías como yo a ti/ pero al llegar al pueblo en que nací/ al sólo verlo me sentí feliz". Me imaginaba que Paul Anka estaría feliz de que sus canciones sonaran en México gracias a que César Costa lo interpretaba en español. Sin embargo, el crooner canadiense quiso demandar al cantante mexicano. ¿Será cierto que cuando vio lo famoso que se había vuelto desistió de demandarlo?, ¿y que gracias a que César estudiaba derecho pudo defenderse de los abogados de Paul Anka?

Lo que es completamente cierto es que los jóvenes de entonces cantábamos a Paul Anka en español, todos nos sabíamos Mi pueblo, porque no se cantaba My Home Town, y cuando poníamos el disco de Diana, en vez de la voz de Paul Anka, se escuchaba en español la de César Costa: "Yo soy joven para ti, tú eres grande para mí,/ eso dicen por ahí, los que no saben vivir". Con el tiempo, Paul Anka y César Costa se hicieron amigos, y gracias a esa amistad, el compositor comenzó a darle canciones para que las estrenara en español.

A partir de 1961, comenzaron los éxitos musicales, primero fue Mi pueblo y luego La historia de mi amor y Tímida al año siguiente. Y, en 1963, Johnny, recuérdame. Los éxitos que tuvo a principios de los 60 lo acompañaron toda la década. Más adelante, en 1970, volvió a tener otro éxito con Negra paloma. Entonces, todo mundo lo identificaba junto con Los Hooligans, Los Locos del Ritmo, Los Teen Tops y los Hermanos Carrión. Lo más curioso era que se trataba del solista que más éxitos tuvo a lo largo de los años 60.

Afortunadamente, César Costa tenía una voz tan espléndida que no nada más servía para el rock & roll, sino que los productores se dieron cuenta de que los temas románticos también le quedaban de maravilla. De ahí que también se dedicara a grabar baladas (como se le llamaba al rock lento). Finalmente, creo que lo que más me gusta de César Costa es que jamás se le ha subido la fama, a pesar de que todo mundo lo admira, a pesar de su enorme colección de suéteres y de que tiene una esposa amorosísima, Gilda Roel, y una familia que disfruta muchísimo tener un padre tan famoso y al mismo tiempo tan querido por todos.