OPINIÓN

Nadie podría argumentar con seriedad que el país goza de paz, justicia "pronta y expedita", transparencia...

14 meses

Luis Rubio EN REFORMA

4 MIN 30 SEG

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Al inicio del año 2000 el país enfrentaba una encrucijada. La contienda electoral cobraba forma, las instituciones electorales habían sido debidamente instaladas, y la expectativa, por demás justificada, era que los comicios serían limpios, competitivos y pacíficos. Sin embargo, nadie sabía cuál sería el resultado de la elección. Es decir, México entraba en lo que luego se conoció como "normalidad democrática" donde hay certidumbre respecto al proceso pero no en el resultado, justo lo contrario a la historia del siglo XX en que el resultado era por todos conocido desde que salía nominado un candidato. Ahora hemos vuelto al mundo de la incertidumbre tanto del proceso como del resultado, lo que abre una infinidad de posibilidades, la mayoría de ellas mala.