El presidente López Obrador ha cobrado conciencia: México vive un agudo y prolongado desabasto de medicamentos para sus enfermos, especialmente los más pobres. Admite, así, que no hay modo de esgrimir "los otros datos". Bien: no hay niños y niñas con cáncer que conspiran a ser conservadores. Reconoce que desde el inicio de su administración, el desabasto de medicamentos es el más grave en la historia de la medicina mexicana.