OPINIÓN

Nuestra democracia les dio rienda suelta a los políticos para construir un andamiaje retórico que nunca aterriza

Simulaciones

Luis Rubio EN REFORMA

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Si el discurso lo dice, tiene que ser cierto. Así funciona la política mexicana en los últimos años: pura retórica. Baste escuchar los interminables anuncios de los legisladores en que afirman que aprobaron determinada ley, razón por la cual el problema ha desaparecido. Desde luego, muchos asuntos clave para el desarrollo del país requieren modificaciones normativas; sin embargo, el mero hecho de aprobar una ley o hacer un pomposo anuncio gubernamental no resuelve el problema: se trata de una simulación de la que se alimenta la retórica que domina el panorama.