OPINIÓN

Miroslava

Guadalupe Loaeza EN REFORMA

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Ahora más que nunca Miroslava Breach, asesinada con ocho balazos, está viva. Es como si hubiera resucitado en la conciencia de todos nosotros, especialmente en las autoridades de Chihuahua. Si antes no se hablaba de Miroslava, ahora todas las redes sociales, noticiarios y la prensa nacional e internacional no hacen más que recordarnos la enorme injusticia de la que fue víctima la corresponsal del periódico La Jornada y colaboradora del Norte de Ciudad Juárez. Miroslava ya había recibido varias amenazas, algunas de las cuales hizo públicas, debido a sus reportajes sobre el crimen organizado y actos de corrupción en el estado de Chihuahua. Estaba inquieta, sí, pero para ella lo más importante era decir la verdad, de allí que fuera tan respetada en el medio del periodismo de Chihuahua y de todo el norte del país. Hacía más de 30 años que había empezado su carrera como reportera. Además de ser corresponsal de La Jornada, escribía igualmente en publicaciones locales como El Heraldo y El Diario. Estaba tan enamorada de su oficio que fundó una agencia de noticias, MIR. Su columna política se intitulaba "Don Mirone". Era una de las periodistas más leídas, leer su columna era una garantía, estaba escrita por una periodista independiente e incorruptible. Como dice Marcela Turati en Proceso: "Inquisitiva. Crítica. Comprometida. Sensible. Nunca perdió la capacidad de indignación ante las injusticias, aunque éstas se volvieran cada vez más frecuentes en la entidad que desde hace muchos años se ha mantenido en los primeros lugares en violencia a nivel nacional, con más de 30 mil asesinatos en los últimos 10 años". Siempre que Miroslava, de 54 años, platicaba con sus colegas respecto a su miedo a morir insistía en que no había que detenerse en denunciar los actos de corrupción, los abusos y autoritarismo de la clase política en su estado, sino en todo el país.