OPINIÓN

China y México hacia adelante

Luis Rubio EN REFORMA

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La crisis de 2008 fue un parteaguas para China. Hasta ese momento, la gran nación asiática había experimentado una acelerada transición del socialismo maoísta hacia la liberalización encabezada por Deng Xiaoping, que arrojó más de treinta años de tasas anuales de crecimiento superiores al 10%. La lectura occidental fue que, tarde o temprano, China convergería con el resto del mundo no sólo en niveles de desarrollo económico, sino en apertura política. Independientemente de las dinámicas políticas internas, lo que hoy parece claro es que en 2008 se definió una nueva senda, mucho menos aperturista en lo económico, más autoritaria en lo político y mucho más asertiva en el plano internacional.