Desde la década de los noventa se han venido impulsando en México diferentes mecanismos de participación ciudadana como una respuesta al alejamiento de la política de las necesidades e intereses de los gobernados, a fin de que la ciudadanía incidiera en las decisiones públicas. Estos mecanismos van desde la configuración de organismos autónomos, iniciativas ciudadanas, presupuestos participativos, consultar decisiones públicas mediante plebiscito y/o referéndum, candidaturas independientes, y recientemente para la revocación y/o ratificación de mandato.