OPINIÓN

Todos esperan respuestas, pero unos tienen más paciencia que otros

Desencuentro

Luis Rubio EN REFORMA

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No es de sorprender la existencia de tensiones entre las necesidades de la economía para poder progresar y las demandas que impone la población a través de los mecanismos democráticos. Para atraer inversiones y crear condiciones para el progreso, los gobiernos tienen que contenerse en materia presupuestal y evitar distorsiones como las que producen subsidios, restricciones al comercio y otras medidas discrecionales. Por su parte, la ciudadanía, a través de su voto, demanda soluciones, mejores condiciones de vida y seguridad para su propio desarrollo y bienestar. Si el gobierno actúa bien, no hay razón para que ambos factores resulten contradictorios, al menos si se le da suficiente tiempo para cuajar lo primero. Sin embargo, en la era de las comunicaciones instantáneas y las expectativas desbordadas, los votantes quieren satisfactores inmediatos.