OPINIÓN

Polvos de aquellos lodos

Isabel Turrent EN REFORMA

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En estos tiempos un buen analista político debería seguir siempre esta recomendación: desconfía de los dueños de verdades absolutas. En los días que López Obrador convaleció de Covid, fermentando sus rencores y cimentando la "firmeza de sus ideas", sus obedientes subalternos enfrentaron varios problemas con una sola voz. Desde Olga Sánchez Cordero, en los días en que se hizo cargo con visible reticencia del podio de las mañaneras de su jefe y patrón, hasta Claudia Sheinbaum -que olvida todos los días que los votos que la llevaron a gobernar la CDMX le otorgaron un poder propio- y el inefable mentiroso de López-Gatell, nos impusieron una visión de las cosas que no tiene nada que ver con la realidad. No pudieron darle la vuelta a la pandemia de Covid como ha tratado de hacerlo López Obrador -un accidente pasajero responsabilidad del virus y sus huéspedes irresponsables-, porque desde enero han muerto cerca de 1,500 mexicanos al día y no hay vacunas para contener la pandemia.