Estados Unidos juega un papel fundamental para el alcance de las metas fijadas en el Acuerdo de París no solo por ser el segundo emisor de CO2 en el mundo, sino por su capacidad para incidir en los demás países a través de mecanismos diplomáticos, económicos y coercitivos. Sin embargo, además de reforzar el compromiso de otros países, Joe Biden enfrenta el reto de convencer a su propio Congreso y a su base política que la recuperación económica y el bienestar de largo plazo se pueden lograr con inversión baja en carbono.