OPINIÓN

El Presidente no solo fija la agenda: es la agenda. Nada escapa a su control: se le pregunta de todo, o, más bien, se le incita a hablar de todo

Desmañanados

Jorge Volpi EN REFORMA

3 MIN 30 SEG

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
De lunes a viernes, a partir de las 7 y hasta las 10 de la mañana -el tiempo al aire varía en función de la vehemencia de su conductor-, Andrés Manuel López Obrador gobierna el país. Sus conferencias de prensa mañaneras hace mucho que dejaron de serlo: no son comparecencias en las que el Presidente informa de alguna acción relevante y responde a las preguntas de los principales medios de comunicación, sino un ejercicio de mando en vivo y en directo. Si nos alejáramos un poco de un fenómeno al que los mexicanos hemos terminado por acostumbrarnos, veríamos que la escena posee tintes orwellianos: un líder con la capacidad de irrumpir a diario en los hogares de cualquier ciudadano, no con el objetivo de mantenerlo al tanto de su labor, sino para ser observado -y admirado- en el más puro y descarnado ejercicio del poder.