OPINIÓN

El jardín de Adolfo Castañón

Enrique Krauze EN REFORMA

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Una de las buenas noticias de este año infausto ha sido el otorgamiento del Premio Nacional de Letras a Adolfo Castañón. En la mesa de la cultura universal donde se sientan regularmente, Alfonso Reyes y Pedro Henríquez Ureña, sus figuras tutelares, brindan por él. Se unen al festejo Octavio Paz, que inspiró su poesía; Alejandro Rossi, el preceptor de su prosa; José Luis Martínez, el guía de su bibliofilia; Arnaldo Orfila Reynal, que miró con simpatía sus pasos editoriales. Nosotros en Letras Libres celebramos también, pero al festejo se unen -estoy seguro- otras muchas revistas, suplementos literarios, academias e instituciones. Adolfo tiene esa rara virtud: convoca la fraternidad cultural.