En lo oscurito

En un sistema democrático, el diálogo entre posturas divergentes es esencial para llegar a consensos que nos beneficien a todos. En el Parlamento Abierto de la iniciativa de reforma constitucional en materia eléctrica, ese diálogo constructivo ha sido inexistente. Se está discutiendo una reforma constitucional que define nuestro futuro y lo único que hay es un teatro simplista y mal montado de buenos contra malos, de rudos contra técnicos. Este espectáculo parece que es solamente para distraer la atención, mientras la verdadera discusión de las implicaciones de esta reforma y la negociación para su posible aprobación se está llevando en otro lado, tras bambalinas, fuera del escrutinio público y sin considerarnos a las generaciones más jóvenes y a la sociedad civil.