Microsoft se dio cuenta que no podía competir con
Nintendo o
Sony en videojuegos. En la actual generación tiene pocas o ninguna exclusiva relevante, de esas que inclinan la balanza por una consola. PlayStation tiene a
Ghost of Yotei,
Spiderman 2 y
Astro Bot, reconocidos por la crítica y los jugadores. Nintendo, pues lo sabemos, tiene franquicias como
The Legend of Zelda,
Mario Bros., y
Donkey Kong.Xbox posee poco o nada. El Xbox Game Pass quiso ser ese distintivo, pero el modelo se agotó rápidamente. Ahora, con la
subida de precios de este pase y su enfoque de Juega Donde Sea, menos vale la pena elegir una Series X porque con Xbox Cloud Gaming puedes jugar hasta en tu TV. Entonces
Microsoft, lanzó su breve biblioteca exclusiva en otras plataformas. El epítome de todo esto es Gears of War: Reloaded.
Para los entendidos, Gears of War es LA SAGA de Xbox. Junto con el Jefe Maestro de
Halo consolidó una estética y visión propia de lo que es un videojuego, pero luego de la exitosa tercera parte la franquicia se estancó. Ni Gears 4 ni 5 revieron ese espíritu combativo de antaño. Tuvieron un fugaz paso en el Esports con el modo de juego Escalada, pero se apagó pronto el fuego. Aunque es digno mencionar que la temporada final de 2021-2022 fue en Ciudad de México, país en el que este título dio sus mejores frutos.
Esos años murieron. Hoy,
Gears of War es solo un nombre. Significa algo para un puñado de personas, yo incluido. Con la idea de llegar a más personas, una de sus sagas más representativas,
Gears of War: Reloaded, llegó a PS5. Se dice y no pasa nada, pero eso hace 10 años hubiera sido un sacrilegio. Jugué esta versión y a continuación les contaré a los entusiastas y curiosos si vale la pena.
Estamos ante un videojuego de disparos en tercera persona que tiene personalidad única. No es un Call of Duty, Battlefield, Overwatch, Fortnite o Halo. No. Es Gears of War. Tal como en 2006, mantiene toda esa esencia de hipermasculinidad, tiroteos frenéticos, gore, buen catálogo de armas y por Dios, uno de los mejores sistemas de cobertura en la industria.
No por nada tiene su propia mecánica llamada Wallbounce, en el que literal rebotas de aquí para allá, esquivando a enemigos, escopeta en mano, para después darles en la cara. Puedes jugar en modo campaña solo, con alguien más en línea o en pantalla dividida, exquisita funcionalidad que cada vez, desafortunadamente, se ve menos.
Encarnas a Marcus, quien lidera el pelotón Delta conformado por Dom, Baird y Cole. La trama es sencilla: debes cumplir una misión para SALVAR A LA HUMANIDAD. Spoiler, no lo logras, pero intentarlo es motivante. Los enemigos se llaman Locust, monstruos despiadados que es divertido matar. Los sucesos ocurren en el planeta Sera.
El otro modo de juego, bastante adicitivo, es el Multijugador. Tenemos la opción de jugar Partida Social o Partida Competitiva. En ambos, podemos entrar a la sala previa al juego para escoger el diseño de rifles y escopeta, así como personajes, Locust o Humanos.
¡Crack!, ¡crack!, ¡crack! Así suena Gears of War: Reloaded. El headshot no lo inventó este videojuego, pero le dio un glow up. El sonido es satisfactorio, como una bebida bien fría luego del trabajo. Se requiere habilidad y cuando lo haces tuyo, es re lindo. En campaña y en multijugador, portar el francotirador, sniper o franco, es embriagante. Y al contrario, si hay un rival bueno con él, toca sufrir.
Aunque sin duda, lo mejor es el multijugador. Cuestión de gustos, pero yo me adapté muy bien a sus reglas no escritas, o sea, privilegiar el uso de la escopeta. Así se juega Gears, los veteranos lo sabemos. A unos no les gustará, pero creemos en verdad que eso lo hace un gran juego, porque dependes de tu habilidad y no de tener la mejor arma.
He jugado todos y cada uno de los Gears y debo decir que, con excepción del 5, este título tiene la mejor campaña de la saga. La crudeza de la guerra, los escenarios, antes bulliciosos, ahora reducidos a escombros, y un enemigo cruel y despiadado que le encanta matar personas.
Pero nada funcionaría sin los personajes. Cierto compañero de la universidad me dijo que Marcus no era el graan protagonista. No es así. Si bien no es el más carismático, si lo comparamos con Nathan Drake, pongámosle, el guion es simple, aunque efectivo. Las frases de él y el resto son pegajosas, como ¡qué detalle!, ¡ah, mierda!, ¡me las llevaré!, ¡¿qué pasa, perras?!, facilita la empatía con ellos. Además, funciona muy bien a nivel de química. Y qué decir del doblaje latino. Sebastián Llapur y Carlos Segundo, voces de Marcus y Baird, son exactamente lo que el juego necesitaba.