OPINIÓN

Hacer el mal, a sabiendas

Enrique Krauze EN REFORMA

4 MIN 00 SEG

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El gran teórico György Lukács pertenecía al círculo de Max Weber y por tanto conocía la célebre reflexión del maestro: "Quien busca la salvación de su alma y la de los demás que no lo haga por el camino de la política, cuyas tareas, que son muy otras, solo pueden ser cumplidas mediante la fuerza". Ese uso de la fuerza -sostenía Weber- es consustancial a todo Estado racional, que lo ejerce de manera legítima en un territorio determinado. Sin ese pacto en el que los individuos ceden un margen de libertad para vivir con un margen de seguridad, se desataría la situación hobbesiana de "la guerra de todos contra todos". Pero si la acción no tiene como marco la política racional (parlamentaria, democrática) guiada por una "ética de la responsabilidad" sino la pasión revolucionaria guiada por una "ética de la convicción", el pacto cambia de naturaleza: ya no es entre los hombres sino con el mal. Se vuelve, dice literalmente Weber, diabólico.