OPINIÓN

Joe Biden y Hannah Arendt

ANDAR Y VER / Jesús Silva-Herzog Márquez EN REFORMA

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El 25 de mayo de 1975, Tom Wicker, columnista del New York Times publicó un artículo que tituló "La mentira y la imagen". Era una reflexión sobre el bicentenario de los Estados Unidos a partir de una ponencia de Hannah Arendt en Boston. Terrible la ponencia a la que se refería Wicker, sería publicada unas semanas después en The New York Review of Books. Sería una de las últimas publicaciones de Arendt, quien moriría a fines de ese año. La ubico porque en estos días en que el Partido Demócrata escoge a su candidato a la presidencia, ha salido a la luz pública que Joe Biden, al leer el artículo de Wicker, envió una carta a la profesora de la New School for Social Research, pidiéndole el texto que leyó en Boston. "He leído que su ponencia fue extraordinaria. Como miembro del comité de Relaciones Exteriores del Senado, le suplico me mande una copia". Es entendible el interés del joven senador de Delaware. Wicker advertía que era imposible ser justo con el ensayo de Arendt. La profesora miraba las urgencias del día con la inteligencia de los siglos. El macartismo, la derrota en Vietnam, Nixon, las mentiras del poder vistas a la luz del humanismo cívico. Arendt, a los ojos del columnista, urgía verdad. Cuando los hechos llegan a casa, lo menos que podemos hacer es recibirlos y darles la bienvenida. "La grandeza de esta república", decía Arendt, "fue reconocer lo mejor y lo peor en los seres humanos en aras de la libertad."