Phil Kelly nació en Dublín, Irlanda, en 1950. Vino a México en busca de luz y color. Crédito: Tomada de www.philkellymexico.com
Kelly llegó a la Ciudad de México con 50 libras en el bolsillo y sin hablar español. Crédito: Cortesía Ruth Munguía
Kelly, rememora su viuda, solía caminar desde la colonia Verónica Anzures hasta el Centro Histórico. Crédito: Cortesía Ruth Munguía
La palmera de Paseo de la Reforma fue plasmada por Kelly en decenas de óleos. Crédito: Cortesía Ruth Munguía
Ausente la centenaria palma que se marchitó por un ataque de hongos, la viuda del artista, Ruth Munguía, pretende mantener la memoria de la planta con una serie de reproducciones. Crédito: Cortesía Ruth Munguía
"Se fue a Inglaterra en 1985 y regresó a México en 1989, porque estaba comenzando a pintar en Londres palmeras y 'vochos' amarillos", recuerda Ruth Munguía, viuda del artista. Crédito: Cortesía Ruth Munguía
La planta ocupó muchas de sus pinturas desde que se afincó en el País, al despuntar los años 80, y hasta su fallecimiento en 2010. Crédito: Cortesía Ruth Munguía
"La palmera de Reforma era un sitio de paso, porque siempre caminaba, de aquí al Centro, y de regreso", cuenta su viuda Crédito: Cortesía Ruth Munguía
Kelly caminaba hasta desgastar la suela de los zapatos, relata Munguía. Crédito: Cortesía Ruth Munguía
Paseo de la Reforma, el corazón de la Ciudad, quedó plasmado en infinidad de cuadros y con diferentes técnicas. Crédito: Cortesía Ruth Munguía
El artista caminaba la Ciudad de México porque gozaba mirarla. Crédito: Cortesía Ruth Munguía
"Él decía que esta ciudad le parecía como un sillón cómodo: se sentó, le gustó, y aquí se quiso quedar", dice Munguía. Crédito: Cortesía Ruth Munguía
La planta ocupó muchas de sus pinturas desde que se afincó en el País, al despuntar los años 80, y hasta su fallecimiento en 2010. Crédito: Cortesía Ruth Munguía