OPINIÓN

Muchos -y algunas- pasaron de condenar el vandalismo como lo que es, un delito, al olvido de la causa de la manifestación, y desplegaron un sexismo condenatorio

Las mujeres. Y los hombres

Isabel Turrent EN REFORMA

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Es muy fácil saber cuando un asunto está saturado de prejuicios: es muy difícil escribir sobre él. Así es escribir sobre la condición femenina. Y más aún sobre la violencia contra las mujeres y las estructuras de poder masculino que la alimentan. En el momento en que los hombres, que tienen el monopolio de la violencia de género, entran en la ecuación, la reacción es inmediata: se activa el enredado razonamiento que convierte, primero, a las mujeres en responsables de la violencia del otro y, después, en un vuelco verbal sin ninguna lógica racional pero muy eficaz en una cultura misógina, a las víctimas en victimarias de los violentos que las golpean, violan y matan.