OPINIÓN

Licencias de manejo a la carta

EN FLAGRANCIA / Gustavo Fondevila EN REFORMA

3 MIN 30 SEG

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Dentro de los protocolos de actuación mínimos de la Policía de Tránsito, aparecen la revisión de la licencia de conducir y la tarjeta de circulación en un procedimiento de control de vehículos o personas. En cualquier lugar del mundo, si un policía detiene un auto, el primer paso es precisamente revisar que la documentación mínima esté en orden. Sólo hay que ver una película para darse cuenta de que esto sucede en Boston, París o Madrid del mismo modo. En la Ciudad de México también, pero en la "tropicalización" del protocolo, le agregamos una picardía policial. Desde hace tiempo se ha vuelto cada vez más frecuente que los policías de Tránsito pidan la documentación y simplemente se retiren (por ejemplo, a conversar con sus colegas). Después de un rato, usted se harta de esperar y va a preguntar por su documentación. En ese momento, el policía le explica la infracción (que usted no cometió) y allí usted descubre que en realidad, si quiere que el agente le devuelva sus documentos, debe pagar un precio. Y si la multa (imaginaria o no) es de mil 700 pesos, usted se puede ir después de darle al policía unos nobles quinientos "p´al chesco". Hasta aquí nada nuevo. Pero lo interesante es que esta maravilla local ha generado -como siempre- un mecanismo de resistencia tanto o más ingenioso que la variante extorsiva policial.