OPINIÓN

Llegar a Ikram

Eduardo Caccia EN REFORMA

4 MIN 00 SEG

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La curiosidad intelectual es un océano impredecible. De pronto llegamos a un autor que no habíamos leído y descubrimos que no pisamos una isla sino un continente. Así me ha sucedido hace unos días, cuando escuché el pensamiento de Ikram Antaki, en una conversación que tuvo con el entrañable Germán Dehesa, sobre las experiencias de ambos en la cercanía de la muerte (poco tiempo atrás, los dos estuvieron al borde de la vida). Era el 22 de marzo del año 2000. Ikram murió 7 meses y 9 días después. Se trata de una conversación amena, matizada por la profundidad severa con la que ella aborda los temas y el humor con el que Germán aderezaba sus argumentos.