OPINIÓN

No son albañiles

Jorge Suárez-Vélez EN REFORMA

3 MIN 30 SEG

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Lord Acton, un historiador británico, dijo en 1887 que "el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente". La historia, plagada de gobiernos que sucumbieron presas de los excesos de su propio poder, confirma lo acertado de esa frase. En El espíritu de las leyes, Montesquieu aconsejaba la separación de poderes como antídoto contra la amenaza del despotismo. En El Federalista, James Madison dijo que "en un gobierno de hombres sobre hombres, la gran dificultad es primero habilitar al gobierno para que controle a sus gobernados, pero después obligarlo a que se controle a sí mismo". Sin separación, la rendición de cuentas no es posible. Por eso, es común darle al Congreso, y no al Ejecutivo, control sobre el presupuesto público.