La propuesta proviene del arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, quien refiere que a la muerte de un cronista era costumbre honrarlo poniéndole su nombre a una calle. Crédito: Archivo
Una calle de la Ciudad de México debería llevar el nombre del historiador Miguel León-Portilla, quien fuera cronista de esta ciudad entre 1974 y 1975.