Al menos una persona murió en medio de los choques entre hinchas y policías que forzaron a suspender el partido de la liga argentina entre Gimnasia y Esgrima y Boca Juniors.
Esto trajo a la memoria el recuerdo fresco y escalofriante de la tragedia ocurrida hace menos de una semana en un estadio de Indonesia.
Habían transcurrido 9 minutos del encuentro, cuando el árbitro Hernán Mastrángelo decidió suspenderlo. El motivo fue la falta de garantías.
Hinchas de Gimnasia pugnaron por ingresar en un estadio ya repleto. La policía de Buenos Aires utilizó balas de goma y gases lacrimógenos en un intento por conseguir que la multitud se replegara.
En el inmueble sólo había hinchas locales, ya que la presencia de aficionados visitantes no está autorizada en Buenos Aires desde 2013.
"Lamentablemente hay una persona muerta. Fallece de un problema cardíaco", dijo Sergio Berni, ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires.
A menos de una semana de que el uso de gases lacrimógenos desató una estampida que dejó 131 muertos en el futbol de Indonesia, se presentaron algunas escenas similares.
Distintos hinchas denunciaron que hubo sobreventa de entradas por la expectativa que generaba el encuentro entre dos equipos que pelean por el título.
Ello habría derivado en que muchos que tenían su entrada se quedaran afuera y trataran de ingresar en medio de muestras de indignación.
Cuando Mastrángelo interrumpió el encuentro, los jugadores se retiraron a los vestuarios, donde seguían encerrados.
Los choques continuaron fuera del inmueble, y fue entonces cuando la acumulación de los gases hizo que numerosas personas ingresaran en el terreno de juego para escapar de su efecto irritante.
El medio TyC Sports afirmó que uno de sus camarógrafos resultó herido por el impacto de las balas de goma.
En sus protocolos de seguridad, la FIFA desaconseja el uso de gases lacrimógenos en los estadios o en sus inmediaciones.
Muchos pequeños fueron apoyados por sus mamás y papás.
Asustadas, muchas aficionadas entraron a resguardarse en la cancha.
Lamentables imágenes que, por suerte, no pasaron a mayores.
La cancha fue inundada de aficionados que buscaron ponerse a salvo del humo del gas lacrimógeno.
