La verdad, nos pareció de lo más tierna y dulce la foto divulgada por la Presidenta Sheinbaum, quien aparece en calidad de abuela con uno de sus nietos, chiquillo de unos 4 años, güerillo, sentados lado a lado, en plena convivencia. La Presidenta le agregó a la foto las palabras: "amor, amor, amor". Claro, por supuesto, la imagen -dice más que mil palabras- humaniza a la Presidenta y nos recuerda a todos que, además de Presidenta, es mujer, esposa, madre y abuela. Esto nos pone a pensar: ¿y qué tal si los asesores en comunicación e imagen de la Presidenta la pudieran convencer de ofrecerle a la mitad de la ciudadanía que no es morenista, que sostiene un punto de vista diferente al oficial, que disiente de algunas de las decisiones que se han tomado unilateralmente, el mismo amor, o por lo menos la misma comprensión, que le extiende a su nieto Pablo? Ello, en lugar del aparente resentimiento, reclamos y tono agrio que últimamente ha expresado en retazos diarios, pero principalmente como la esencia de su mensaje en el Zócalo el sábado, frente a grupos de simpatizantes llevados ahí para mostrar su fuerza corporativista.