OPINIÓN

Una llamada

Alma Delia Murillo EN REFORMA

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Estoy empezando a olvidar su rostro, pero tengo nítido el recuerdo de su voz. Se llamaba Angélica, nos conocimos hace veinticinco años trabajando en un centro telefónico para el que cubríamos medias jornadas extenuantes. Yo necesitaba la otra mitad del día para ir a la universidad y Angélica para ser madre de su hija de cinco años. Nunca habría imaginado cómo terminaría la vida de Angélica, ni yo ni nadie.