Un grupo de pireris de Comachuén, Michoacán, entre ellos los tatas Ismael Bautista e Hilario Sebastián, documentando su canto, en 1983.
Crédito: Paul Kersey, Tomada de "La pirekua como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad"

Urgen a elaborar plan para salvaguardar la pirekua

05 min 00 seg
Yanireth Israde
Cd. de México, México (28 agosto 2022).-
21:00 hrs

Yanireth Israde.-

El reconocimiento de la pirekua como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad incumple su propósito de proteger este canto tradicional purépecha y propicia su desaparición, advierten músicos y pireris (cantadores), quienes reclaman un plan de salvaguardia respaldado por la comunidad.


La candidatura de esta tradición, ingresada en el listado de la UNESCO en 2010, promovida por la Secretaría de Turismo de Michoacán, se presentó con el aval de cuatro agrupaciones que congregan a 20 integrantes, cuando se han identificado, al menos, 177 personas entregadas al canto, según un censo preliminar elaborado, previo a la pandemia, por Georgina Flores, especialista del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, junto a los intérpretes tradicionales Daniel Sebastián Felipe y José Tariakuri Soto Rita.

"Este reconocimiento internacional es mediático; las comunidades no tienen información, no fueron consultadas, mucho menos músicos y pireris", afirma en entrevista Flores, autora del libro Un futuro posible para la pirekua: Políticas patrimoniales, música tradicional e identidad p'urhépecha.

La convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO exige políticas de preservación y la más alta participación de las comunidades para que una práctica cultural sea reconocida e integrada en la lista representativa y de riesgo, lo cual no ha sucedido, indica la investigadora.

"Es urgentísimo (un plan de salvaguardia de amplia consulta). Antes de la pandemia hicimos un registro de músicos, de pireris, y en estos dos años fallecieron varios.

"Si desde hace 10 años se hubiera hecho algo", considera, "ellos ya hubieran podido participar en la formación de niños, en la transmisión de esos saberes, en transmitir no sólo la música y el canto, sino una cosmovisión".

Uno de los compositores fallecidos, ejemplifica la investigadora, era autor de unas 400 pirekuas que relatan la vida de las comunidades como parte de una tradición basada en la oralidad.
Prevalece el espectáculo sobre la tradición
La auténtica pirekua se canta en purépecha, con préstamos en español, pero mínimos, mientras la que se promueve desde la Secretaría de Cultura de Michoacán u otras instituciones, y se presenta en escenarios citadinos y hoteles, es más un espectáculo folclórico, enteramente en castellana, en el que participan músicos formados en la academia, mientras los tradicionales son líricos, compara Soto Rita.

Con él coincide Jonathan Campanor, también pireri, quien ha trabajado junto con sus compañeros para distinguir la pirekua tradicional de la turística, folclórica o comercial.

"Las que están arraigadas a la cultura son las que cuentan historias, con las que los abuelos te regañan, te enseñan parte de la vida, enseñan a saludar a los niños. Se cantan en encuentros, por ejemplo en fiestas privadas o entre familias sacan la guitarra y cantan. En la folclórica hay representantes de la pirekua tradicional que ya no hablan la lengua", contrasta.

Soto Rita recuerda que las pirekuas se transmitían en las familias de generación en generación alrededor del fogón, que en purépecha se dice parangua.

"Antes el fogón era el espacio (de transmisión), y también me acuerdo que cuando íbamos a la cosechas, cuando íbamos pizcando las mazorcas, los taati k'eri (abuelos) nos iban compartiendo la información, pero todo eso ya se acabó; ahora con las huertas de aguacate ya ni siembran maíz".

Propone explorar nuevas formas de transmitir este canto, por ejemplo en redes sociales.

Porque a través de la pirekua se mantiene vigente la lengua, acota Campanor. Y constituye, además, un elemento de resistencia cultural del pueblo purépecha, no un elemento turístico, complementa Pablo Sebastián Felipe, profesor de la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán.
Candidatura, sin respaldo de compositores
En el documento presentado ante la UNESCO para la candidatura de esta expresión cultural están ausentes los compositores; sólo suscriben intérpretes, observa Pablo Sebastián Felipe.

"No se puede prescindir de estos actores cuando se intenta salvaguardar, promover, promocionar, etcétera, porque ellos, por generaciones, lo han hecho", contrasta.

Esta ausencia revela el desconocimiento de las instituciones involucradas en la candidatura, opina.

"Y éste es el reclamo más fuerte que se está haciendo desde las propias comunidades, no solamente los pireris o los compositores", aclara, "sino la propia población, porque la pirekua tiene una función social, cultural dentro de las comunidades y, al colocarse en otras dimensiones, más aún en el contexto del turismo, pierde valor, pierde sentido y se está utilizando para otros fines".

El afán turístico que propició la declaratoria de la pirekua como Patrimonio de la Humanidad afecta esa tradición, expone el también historiador.

"Ha dado pauta a que, efectivamente, los pireris queden mucho más olvidados, porque los que van, por ejemplo, a las actividades que hace la Secretaría -festivales, programas en el extranjero- son los que representan supuestamente la pirekua, y entonces a los verdaderos pireris los tienen mucho más olvidados, porque no los conocen, no saben quiénes son, dónde están, y sólo se quedaron con estos pequeños grupos".

Lejos de reflectores y escenarios turísticos, los pireris de las comunidades prosiguen, como siempre, sus actividades -en el campo, por ejemplo-,, pero esto no significa que se aparten, porque cuando se enteran de que se presenta un informe como el entregado recientemente por México a la UNESCO se organizan y reclaman participación. Así lo exigen en una carta dirigida a la Secretaria de Cultura de Michoacán, Gabriela Molina, fechada el pasado 20 de marzo.
Inconformidad creciente
Pero el descontento es antiguo. Desde el 24 de mayo de 2011, autoridades comunales, compositores, músicos e intérpretes de la pirekua habían manifestado su inconformidad "porque no se obtuvo el consentimiento libre, previo e informado del pireri, del músico y del pueblo p'urhepécha", violando disposiciones constitucionales e instrumentos internacionales, según se lee en una carta consultada por REFORMA.

Tras la inconformidad expresada se hicieron reuniones con el Gobierno de Michoacán y con el INAH, y se suscribió un acuerdo para consultar a las comunidades si se mantenía la pirekua en la lista de la UNESCO para, en caso afirmativo, hacer una agenda con un plan de salvaguardia avalado por éstas.

"Esa consulta no se ha hecho, a pesar de que fue firmada por el Gobierno, el INAH y otras instituciones; la Secretaría de Turismo del estado también estuvo presente, igual que la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y no se ha hecho nada", expone Flores.

La convención de la UNESCO requiere cada seis años reportes de las prácticas reconocidas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y, en 2022, como sucedió en 2016, la mayoría de los músicos y los pireris no participaron en la elaboración del informe, que contiene, según la investigadora, afirmaciones falsas.

"Menciona", detalla, "que hay programas de investigación, de educación, de difusión y artísticos. Eso no existe. Yo hago investigación, pero con recursos de la UNAM".

Se falsifica la información ante la UNESCO, dice, pero también ante la población purépecha y mexicana.

"Si supuestamente tienen un plan de salvaguardia", cuestiona Pablo Sebastián Felipe, "deberíamos de saber cuáles son los contenidos, porque no los conocemos. Nos enteramos, pero mucho después, porque no tenemos vínculo con la Secretaría.

"Incluso supimos que ellos hicieron un equipo de trabajo representativo para el tema de la pirekua y nos preguntamos: ¿Quién los escogió? Si los pireris estamos en las comunidades, pues tendríamos que ser los pireris los que conformáramos este equipo, no ellos como institución".

Tanto los pireris entrevistados como Flores coinciden en que las instituciones deben formar parte de estos procesos, pero siempre guiados por las comunidades.

El nivel de intervención del Estado debe ir más allá, reflexiona Flores, para regular, por ejemplo, el mercado de la música que impone ritmos y gustos, y determina cuándo, dónde y cómo se toca.

Insta a establecer una relación institucional a la altura de la declaratoria de la UNESCO.

"Que tenga ese nivel y que (las instituciones locales y federales) no caigan en prácticas clientelares, en las que a uno les graba algo, a otros les da unos pesos para hacer la fiesta, y que asuma de una vez por todas esta declaratoria con el compromiso que estableció con la UNESCO".
Acciones urgentes:
De acuerdo con músicos, cantantes y estudiosos de la pirekua, el plan de salvaguardia debería incluir los siguientes puntos:

-Conformar un grupo de acción comunitaria constituido por pireris y músicos purépecha elegidos en las comunidades donde aún se mantiene su lengua.

-Este grupo debe dirigir y articular las acciones para la elaboración del plan y disponer de recursos económicos otorgados por las instituciones para llevar a cabo su labor.

-Que funcionarios y funcionarias de las instituciones consulten y tomen en cuenta a investigadores, académicos y especialistas que han realizado estudios sobre esta tradición.

-Efectuar la consulta libre, previa e informada a los pireris y músicos purépecha sobre la inclusión de la pirekua en lista de patrimonio inmaterial de la UNESCO.

-Atender de manera inmediata la salud de los compositores, que son personas mayores.

-Velar por el bienestar de las familias de los compositores fallecidos.

-Generar programas integrales para la enseñanza y el resguardo de la pirekua.

-Respeto al sentido profundo de su canto.



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